El gobierno venezolano denuncia operaciones encubiertas de la CIA y resalta la unión del pueblo, la defensa del territorio y la producción agrícola frente a amenazas externas.
En un acto que combinó reivindicación política y memoria histórica, el presidente Nicolás Maduro alzó la voz contra lo que describió como una agresión directa de Estados Unidos hacia Venezuela. Durante el Congreso Nacional de Cocineras y Cocineros de la Patria, Maduro se refirió a las recientes declaraciones del expresidente Donald Trump, quien admitió haber autorizado operaciones encubiertas de la CIA con el objetivo de desestabilizar al país. Para Maduro, estas declaraciones representan un hecho sin precedentes: “Una política burda, grosera, explícita y desesperada”, afirmó, dejando claro que la intromisión extranjera no pasará desapercibida.
El mandatario recordó que la historia de la región ha estado marcada por golpes de Estado apoyados por la Agencia Central de Inteligencia, citando los casos de Guatemala en 1954, República Dominicana en 1965, Brasil en 1964 y Chile en 1973, así como la intervención en Irán contra Mohammad Mosaddeq en 1953. Según Maduro, estos hechos no solo forman parte de la memoria histórica de América Latina, sino que también muestran cómo los intereses de potencias externas buscan socavar la soberanía de los países con recursos estratégicos, como Venezuela, rica en petróleo, gas, oro y agua.
Durante su discurso, Maduro enfatizó que en julio de 2025, su gobierno realizó un intercambio que refleja la complejidad de la confrontación: diez individuos catalogados como agentes de la CIA fueron entregados, a cambio de 252 ciudadanos venezolanos retenidos en El Salvador. Para él, esta acción evidencia tanto la amenaza extranjera como la capacidad del país para proteger a su población frente a maniobras de intimidación y división.
“Nuestro pueblo está claro y consciente, unido y organizado, y sabe cómo defender la paz y la estabilidad de Venezuela”, sostuvo el presidente. Al mismo tiempo, cuestionó las prioridades de Estados Unidos, señalando que mientras invierte en conflictos y operaciones militares en el extranjero, ignora las necesidades de más de 40 millones de personas en situación de pobreza dentro de su propio territorio.
Paralelamente, la defensa del país se materializó en Carayaca, estado La Guaira, con la juramentación de la Brigada Campesina de La Peñita, dirigida por el vicepresidente sectorial Diosdado Cabello Rondón. Esta unidad, integrada por trabajadores del campo, forma parte del despliegue nacional de la Milicia Bolivariana y busca consolidar la protección del territorio ante cualquier amenaza externa. La ceremonia estuvo cargada de simbolismo: Cabello recordó que las montañas venezolanas son espacios sagrados y advirtió que quien intente desafiar la soberanía encontrará un pueblo dispuesto a defender su patria.
Cabello destacó que los campesinos no solo cumplen un papel defensivo, sino también productivo. “Siembran, cosechan y producen alimentos para impulsar y defender nuestro país”, señaló. Además, subrayó el significado del machete, que los milicianos sostienen como símbolo: representa el trabajo del campo y, al mismo tiempo, la capacidad de defender la patria cuando sea necesario. La ceremonia reforzó la idea de que la seguridad nacional no depende únicamente de instituciones formales, sino de la organización comunitaria y del compromiso de quienes habitan el territorio.
El acto en La Guaira también permitió visibilizar la importancia de la preparación y la conciencia de los ciudadanos frente a amenazas externas. Según Cabello, la formación de milicias campesinas en cada estado es una instrucción directa del presidente Maduro, destinada a fortalecer la soberanía desde la base, combinando defensa territorial con actividad productiva. La unidad entre el compromiso cívico y la vocación de trabajo refleja la narrativa oficial de que proteger la patria y garantizar la alimentación de la población son acciones interdependientes.
