Con un triunfo sólido ante Chile, la Selección boliviana recupera terreno en la tabla y reafirma su compromiso con la clasificación a la Copa del Mundo

El estadio Municipal de Villa Ingenio volvió a ser el bastión de la esperanza. Allí, en los 4.000 metros de altitud de El Alto, Bolivia escribió una de sus páginas más importantes en estas Eliminatorias al vencer a Chile por 2-0. El resultado no solo puso fin a una sequía de seis partidos sin victorias, sino que volvió a conectar al país con la ilusión de una clasificación que parecía diluirse.

Los goles de Miguel Terceros y José Monteiro marcaron el camino hacia una victoria imprescindible. El equipo nacional alcanzó las 17 unidades y se ubica a tan solo un punto de Venezuela, rival directo en la pugna por un cupo al Mundial. A falta de cuatro fechas, todo sigue abierto.

Un inicio prometedor, empañado por una expulsión temprana

La noche comenzó con un ritmo vertiginoso. Apenas a los cuatro minutos, Bolivia tejió una jugada veloz por el sector derecho. Diego Medina desbordó con precisión y habilitó a Miguel Terceros, quien definió con serenidad para batir al portero Brayan Cortés. El 1-0 levantó de sus asientos a los hinchas alteños.

Pero la alegría se vio opacada rápidamente. A los 17 minutos, Lucas Chávez cometió una falta innecesaria al alzar la pierna e impactar a un rival. El árbitro, asistido por el VAR, no dudó en mostrarle la tarjeta roja directa. Bolivia se quedaba con diez jugadores y mucho partido por delante.

Fortaleza mental y táctica

Lo que siguió fue una lección de resistencia táctica. Óscar Villegas reordenó las piezas y reforzó el bloque defensivo. Lejos de entrar en pánico, Bolivia apostó por el orden, con líneas compactas y una férrea disciplina que desconectó por completo a Chile.

La Roja tuvo más posesión, pero nunca claridad. Apenas un remate aislado de Echeverría inquietó a Carlos Lampe. En cambio, la Verde, aun en inferioridad numérica, logró contener a su rival y llegar al entretiempo con ventaja.

La entrega de jugadores como Gabriel Villamil y Rodrigo Algarañaz fue fundamental. Mientras el mediocampo se replegaba para recuperar, Algarañaz luchaba en solitario en el frente de ataque, generando faltas y oxigenando al equipo.

El complemento, otra historia

El segundo tiempo trajo un giro inesperado. Robson Matheus, una de las figuras del partido, condujo un contragolpe explosivo desde su campo. Cuando dejaba atrás a su último defensor, fue derribado por Sierralta, quien también fue expulsado. Con igualdad numérica, Bolivia recuperó protagonismo.

La Verde volvió a generar peligro. Terceros probó desde la pelota parada, y Cortés tuvo que exigirse. Luego, Villamil desperdició una clara opción frente al arco tras otra gran asistencia del juvenil de Santos.

Bolivia mostraba otra cara: más ambiciosa, más segura. La posesión se equilibró y el equipo de Villegas empezó a jugar en campo rival. Chile, sin reacción, fue quedando sin argumentos.

El gol del alivio

El esfuerzo fue recompensado a los 84 minutos. Una nueva incursión de Terceros terminó con un disparo potente que el arquero soltó, y José Monteiro, bien ubicado, aprovechó el rebote para firmar el 2-0. La hinchada explotó en júbilo. Bolivia volvía a sumar de a tres y lo hacía con personalidad.

Ese tanto no solo cerró el marcador: simbolizó la determinación de un equipo que se niega a rendirse. En un escenario adverso, con un jugador menos por gran parte del encuentro, Bolivia fue capaz de controlar el partido, sufrir cuando debía y liquidar cuando pudo.

Terceros y Matheus, figuras en ascenso

Miguel Terceros, autor de un gol y asistente indirecto del segundo, se consolida como el jugador más influyente del presente ciclo. Robson Matheus, con sus arranques incisivos y visión de juego, también brilló. Ambos representan el futuro de una selección que empieza a creer en su nueva generación.

En defensa, Efraín Morales y Diego Arroyo se mostraron sólidos, precisos y comprometidos. Su actuación fue clave para mantener el cero en el arco y evitar sobresaltos.