Nicolás Maduro propuso una conferencia regional urgente para frenar la escalada militar de Estados Unidos en el Caribe y llamó a la unidad latinoamericana para preservar la paz y la soberanía.
El tablero político y diplomático de América Latina volvió a encenderse tras el anuncio del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien pidió a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) convocar con urgencia a los jefes de Estado del bloque. Su objetivo: abrir un espacio de diálogo frente al reciente despliegue de fuerzas estadounidenses en aguas caribeñas, que Caracas considera una amenaza directa a la estabilidad regional.
Maduro oficializó la solicitud mediante una carta enviada a su homólogo colombiano, Gustavo Petro, actual presidente pro témpore de la organización. En el documento y en posteriores declaraciones públicas, insistió en que América Latina y el Caribe deben reafirmar el compromiso asumido en 2014, cuando se declaró a la región como una zona de paz.
“Necesitamos reaccionar con prontitud. He remitido cartas a varios presidentes de América Latina y el Caribe para que, a través de la CELAC, construyamos un proceso intenso de conversaciones que salvaguarde nuestra soberanía”, manifestó Maduro en Caracas.
UNA AMENAZA EN CRECIMIENTO
El despliegue militar de Washington en el Caribe fue denunciado por Venezuela como una acción injerencista que pone en riesgo la estabilidad del continente. En respuesta, el gobierno bolivariano ordenó reforzar la presencia de milicianos y aumentar la seguridad en sus fronteras. Para Maduro, se trata de medidas preventivas frente a cualquier intento de agresión.
Estados Unidos, por su parte, mantiene acusaciones contra el mandatario venezolano, señalándolo de vínculos con el denominado cartel de los Soles, organización recientemente incluida en una lista de grupos terroristas globales. Junto a esa denominación, el gobierno estadounidense también incorporó al cartel de Sinaloa, a la MS-13 y a otros grupos criminales. Sin embargo, Caracas rechaza categóricamente tales acusaciones, asegurando que carecen de pruebas y buscan justificar acciones militares en la región.
RELACIONES MARCADAS POR LA DESCONFIANZA
Durante su intervención, Maduro también cuestionó con dureza la falta de coherencia de la administración de Joe Biden. “No existe país en el mundo que pueda confiar plenamente en la palabra de esta administración. Siempre dicen una cosa y hacen lo contrario”, sostuvo.
Aseguró además que los canales diplomáticos entre Caracas y Washington atraviesan un proceso de deterioro profundo. Aunque reconoció que no están completamente rotos, afirmó que la comunicación se limita a asuntos muy específicos, como la situación de migrantes venezolanos en territorio estadounidense. “Más de 60 niños y niñas siguen retenidos sin que se nos entreguen. Es una prioridad humanitaria para el Estado”, denunció.
LA CELAC COMO ÚNICA OPCIÓN
La estrategia del gobierno venezolano es apostar por la diplomacia regional. Según Maduro, la CELAC representa el espacio más legítimo para encarar esta crisis, sin intermediaciones externas. “La paz no es un eslogan, es un derecho de los pueblos, y la unidad latinoamericana debe ser nuestro principal escudo”, enfatizó.
El mandatario venezolano confía en que la mayoría de países respalde la propuesta y se convoque a una conferencia de emergencia en los próximos días. De realizarse, el encuentro podría convertirse en un punto de inflexión para reafirmar el carácter soberano de la región frente a injerencias externas.
