La defensa legal de la Flotilla Sumud exige rendición de cuentas por presuntas violaciones al derecho internacional tras la detención de más de 400 voluntarios.
La reciente interceptación de la Flotilla Global Sumud por parte de las fuerzas israelíes ha generado una ola de denuncias por presuntos abusos graves contra los activistas retenidos. La misión, compuesta por 42 embarcaciones con voluntarios de diversas nacionalidades, fue detenida en aguas internacionales mientras se dirigía a denunciar el bloqueo sobre Gaza.
Según el equipo jurídico de la flotilla, representado por la organización Adalah, los activistas fueron sometidos a condiciones que constituyen violaciones al derecho humanitario. Se reportan casos de detención prolongada sin acceso a agua ni alimentos, celdas superpobladas, violencia física, y restricciones religiosas. Una voluntaria musulmana fue obligada a quitarse el hiyab, y varios activistas relataron haber sido esposados y vendados durante más de 36 horas.
Las declaraciones del ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, han agravado la controversia. Al afirmar que “quien apoya el terrorismo merece condiciones terroristas”, se interpreta una validación oficial del maltrato. Para los abogados de la flotilla, estas palabras evidencian una postura institucional que legitima el abuso.
España y Turquía iniciaron gestiones diplomáticas para repatriar a sus ciudadanos. El ministro español de Asuntos Exteriores confirmó la salida de 21 ciudadanos desde Tel Aviv, mientras Turquía recibió a 137 deportados el sábado. Muchos compartieron sus testimonios con medios internacionales, denunciando condiciones insalubres, falta de atención médica y trato humillante.
La defensa legal prepara una demanda ante instancias internacionales, alegando violaciones sistemáticas al derecho humanitario. Organismos de derechos humanos exigen una investigación independiente sobre el uso de la fuerza y las condiciones de detención.
Este episodio reaviva el debate sobre el trato a activistas en zonas de conflicto y la criminalización de la solidaridad internacional. En medio de tensiones geopolíticas crecientes, la Flotilla Sumud se convierte en símbolo de resistencia civil y foco de atención para quienes monitorean el respeto a los derechos humanos en Medio Oriente.
Con información de Swissinfo y Telesur
