Tres candidatos confrontaron ideas y reproches en torno a economía, producción y transparencia, mientras las sillas vacías de rivales ausentes acaparaban críticas y sospechas sobre su compromiso con el electorado.
El auditorio de El Alto fue escenario, la noche del martes, del segundo debate presidencial organizado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE). El evento dejó en evidencia un contraste: coincidencias en la urgencia de reformar la economía y el Estado, y un intercambio de reproches por la ausencia de los principales favoritos en las encuestas.
A la cita solo acudieron Pavel Aracena (Libertad y Progreso – ADN), Eduardo del Castillo (Movimiento Al Socialismo – MAS-IPSP) y Rodrigo Paz (Partido Demócrata Cristiano – PDC). El encuentro comenzó pasadas las 20:30 y fue transmitido en directo por la señal de RTP, con tres bloques temáticos: crisis económica, desarrollo productivo e inversiones, y transparencia en la gestión pública.
Primer bloque: medidas urgentes para la crisis
La apertura estuvo centrada en el impacto de la crisis económica. Los tres participantes coincidieron en la necesidad de conseguir divisas y liquidez inmediata para aliviar la situación.
Del Castillo anunció un plan para captar 12 millones de dólares y canalizarlos hacia los sectores agropecuario y minero. Aracena propuso recuperar la confianza de los inversionistas para obtener 6 millones de dólares, someter a referendo en Oruro, Potosí y Santa Cruz el uso del 3% de las reservas de litio y tierras raras, y permitir el ahorro en dólares sin restricciones por el origen de los fondos.
Paz fue el primero en introducir la idea de una “reingeniería” del aparato estatal, punto que encontró eco en sus rivales, aunque con diferentes enfoques.
Las ausencias no pasaron inadvertidas. Samuel Doria Medina, Jorge “Tuto” Quiroga, Manfred Reyes Villa y Andrónico Rodríguez fueron señalados por evitar el debate. Aracena y Del Castillo acusaron a Doria Medina y Rodríguez de mantener negociaciones para la venta del litio, mencionando al empresario Marcelo Claure. Paz también criticó al presidente del Senado y al líder de Unidad Nacional, con la frase: “Andrónico nunca está”. Curiosamente, ninguno mencionó al también ausente Jhonny Fernández.
Segundo bloque: producción e inversiones
El foco se trasladó a las propuestas para impulsar la productividad.
Aracena defendió la libertad de producción y exportación, el fortalecimiento del capital humano y la apertura de una “diplomacia económica” más activa. Paz orientó su discurso a las mujeres y jóvenes emprendedores, abogó por la reducción de impuestos y el cierre de una “aduana corrupta e ineficiente”, bajo la consigna de “abrir el Estado tranca”.
Del Castillo ofreció un “crédito de vida” accesible, mayor intervención estatal y apoyo decidido al agro, sumado a la continuidad de la carretera bioceánica.
En este tramo surgieron ataques personales. Del Castillo y Aracena acusaron a Paz de “vivir del Estado” gracias a su paso por la Asamblea Legislativa. El tarijeño replicó que “a mí nadie me puso de ministro, yo gané elecciones”.
A pesar de las fricciones, MAS y PDC coincidieron en derogar leyes que —según dijeron— obstaculizan la economía, incluido el actual código impositivo. Aracena, por su parte, aseguró que no otorgará “perdonazos” de ninguna naturaleza.
Tercer bloque: institucionalidad y transparencia
En el cierre, los tres coincidieron en reducir el aparato estatal, aunque con matices.
Del Castillo se comprometió a pasar de 17 a 12 ministerios. Paz planteó eliminar el Ministerio de Justicia para evitar la persecución política. Aracena propuso una auditoría exhaustiva para identificar a los “funcionarios fantasmas” y calificó al Estado Plurinacional como “un Estado fracasado” que requiere recuperar la “República de Bolivia”.
La discusión se tornó más técnica al abordar la posibilidad de volver a los arbitrajes internacionales. Del Castillo advirtió que “sería poner en riesgo al pueblo porque siempre perdemos”. Paz lamentó que en las celebraciones del Bicentenario ningún país vecino haya enviado delegaciones, interpretándolo como una señal de aislamiento.
Último debate antes del silencio electoral
Este encuentro fue el último de la agenda oficial antes del cierre de campañas, previsto para el jueves. Desde entonces regirá el silencio electoral, en el que quedará prohibida toda difusión de propaganda política.
El foro de El Alto dejó un sabor mixto: acuerdos parciales sobre la urgencia de sanear la economía y achicar el Estado, enfrentamientos verbales entre los presentes y una nube de críticas hacia quienes no se animaron a debatir cara a cara.
