Bolivia declara emergencia sanitaria por sarampión; las cifras de vacunación revelan el rostro más crudo del descuido estatal y social


El sarampión volvió. No por nostalgia viral ni por un accidente epidemiológico. Volvió porque Bolivia bajó la guardia. Porque entre la burocracia, la desinformación y la negligencia, el enemigo entró sin resistencia. El Gobierno acaba de declarar la emergencia sanitaria nacional, un grito institucional ante el avance imparable del virus.

Luis Arce, desde sus redes, hizo el anuncio. “Vamos a proteger la salud y la vida del pueblo”. Detrás de esa promesa hay una realidad compleja. Una sociedad que, en medio de crisis económicas, fracturas políticas y desconfianza generalizada, no está vacunando a sus hijos.

La Paz es un espejo sucio de esa realidad. Erika Chávez, del Programa Ampliado de Inmunizaciones, revela que apenas la mitad de los niños está vacunada contra el sarampión. El resto queda a la deriva, víctima de los discursos antivacunas o del simple abandono.

los casos positivos detectados, un adolescente de 17 años y un bebé de nueve meses, no viajaron, no asistieron a eventos masivos, no rompieron burbujas. El virus ya está entre nosotros. Se mueve en silencio. Circula por mercados, escuelas, trufis.

Ante esta situación, el Sedes La Paz activó su propia alerta y lanzó una campaña de vacunación sin tregua.

Más de 100.000 niños menores de cinco años son el objetivo de esta ofensiva sanitaria. El lema es potente: “Una dosis, mil defensas salvan tu vida”. Una frase que, en este contexto, suena más a súplica que a slogan.

Javier Mamani, jefe de Epidemiología del Sedes, habla con un tono que mezcla preocupación y urgencia. “Tenemos que frenar la cadena de transmisión ahora, no mañana”, dice, mientras equipos médicos recorren las zonas periurbanas cargando vacunas y esperanza.

Desde el nivel central, la ministra de Salud, María Renée Castro, pone cifras que golpean: “Pasamos de 28 a 60 casos en solo unos días”. El virus se expande más rápido que las decisiones. Y ella lo admite: “Es más contagioso que el Covid-19”.

El Ministerio de Salud implementará bloqueos epidemiológicos en las zonas más afectadas. Se llamó a una reunión de emergencia a todos los Sedes del país. No hay tiempo para debates ideológicos. Es una lucha por la vida.

Pero, más allá del aparato estatal, hay una lección dolorosa. Durante años se ha desvalorizado la salud preventiva. Se dejó morir la cultura de la vacunación, se permitieron campañas oscuras, se relativizó la ciencia. Hoy pagamos el precio. Y el sarampión lo cobra sin piedad.