Gustavo Ávila advirtió que los sondeos de intención de voto generan más dudas que certezas y adelantó que planteará suspenderlos hasta garantizar rigor técnico y transparencia en el proceso electoral.

El clima electoral boliviano volvió a encenderse este domingo tras las declaraciones del vocal del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Gustavo Ávila, quien manifestó su intención de plantear la suspensión de las encuestas de intención de voto. Su argumento principal es que los sondeos, lejos de orientar a la población, han perdido confiabilidad y se han convertido en una fuente de desconfianza en cada jornada electoral.

En entrevista con la red Erbol, Ávila recordó que desde el año 2016 las encuestas han fallado en casi todos los procesos nacionales, situación que en su criterio “ha deteriorado un recurso que debería ser serio y útil para el debate democrático”. Para ilustrar esa preocupación, señaló lo ocurrido en la primera vuelta, donde el candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), Rodrigo Paz, terminó en el primer lugar a pesar de haber sido ubicado en el último puesto por las principales encuestadoras.

“Para la segunda vuelta voy a proponer en Sala Plena que no se autoricen encuestas. Esta es una idea personal, pero creo que no se puede seguir trabajando con datos que generan incertidumbre en vez de confianza”, explicó.

El vocal fue más allá al subrayar que no se trata solo de errores aislados, sino de un patrón que afecta directamente la credibilidad del proceso electoral. “Estamos viendo cómo se desprestigia un instrumento valioso porque las empresas no cumplen con el rigor necesario. Eso obliga a pensar en ajustes profundos y sanciones”, afirmó.

Ávila destacó que, si bien existe un marco normativo para registrar a las encuestadoras, las disposiciones vigentes resultan insuficientes. En su criterio, el TSE debe dar un paso firme y asumir medidas mucho más estrictas respecto a la autorización y difusión de estudios. “No podemos simplemente mirar de lejos. Si hay dudas sobre la calidad metodológica, lo correcto es suspender la publicación. Es un deber con los ciudadanos”, insistió.

Las palabras del vocal generaron reacciones inmediatas en la esfera política. Algunos actores señalaron que la suspensión de encuestas podría interpretarse como una limitación a la información, mientras que otros coincidieron en que se trata de una medida necesaria para frenar la manipulación de la opinión pública.

En las calles, la percepción parece inclinarse hacia la postura de Ávila. Varios ciudadanos expresaron su desconfianza hacia las encuestadoras, recordando experiencias pasadas en las que los resultados oficiales se alejaron de los pronósticos divulgados. Para muchos, los sondeos se han convertido en instrumentos que confunden más de lo que aclaran.