El escrutinio final de las elecciones 2025 confirma que la segunda vuelta enfrentará a Paz y Quiroga, mientras el voto nulo y el ausentismo marcaron un fuerte protagonismo entre los ciudadanos habilitados.
Tras el cómputo de la última acta de las 35.253 procesadas, el Tribunal Supremo Electoral dio a conocer los resultados definitivos de las elecciones presidenciales que definirán quién ocupará la silla del Estado Plurinacional durante el período 2025-2030. Ninguno de los candidatos alcanzó la mayoría absoluta de votos válidos, por lo que se confirmó que Bolivia vivirá por primera vez una segunda vuelta presidencial.
El Partido Demócrata Cristiano (PDC), liderado por Rodrigo Paz Pereyra, se posicionó en primer lugar con 1.717.532 votos válidos, equivalentes al 32,06% del total de sufragios válidos.
Su base electoral se consolidó principalmente en departamentos urbanos y regiones donde su mensaje político logró captar el interés de una gran parte del electorado.
En segundo lugar, la Alianza Libre, encabezada por Jorge Tuto Quiroga, obtuvo 1.430.176 votos válidos, que representan el 26,70% del total nacional. Junto a Paz, Quiroga disputará la presidencia en la segunda vuelta, en un escenario que combina la movilización de sus votantes con la influencia del voto nulo y del ausentismo, que jugaron un papel notable en la primera ronda.
DISTRIBUCIÓN DE LOS DEMÁS CANDIDATOS
El tercer lugar fue para Samuel Doria Medina, de Alianza Unidad, con un 19,69% de los votos válidos. La cuarta posición correspondió a Andrónico Rodríguez, de Alianza Popular, con 8,51%, mientras que Manfred Reyes Villa, de APB-Súmate, se ubicó en quinto lugar con 6,75%.
Eduardo del Castillo, del MAS-IPSP, obtuvo 3,17%, asegurando la permanencia de su sigla en el ámbito electoral.
En contraste, Johnny Fernández, de Unidad Cívica Solidaridad, y Pavel Aracena, de ADN, con 1,67% y 1,45% respectivamente, no lograron conservar la representación de sus partidos, reflejando la concentración de votos en los candidatos principales.
EL PAPEL DEL VOTO NULO
Una de las particularidades de esta elección fue la relevancia del voto nulo, promovido por el ex presidente Evo Morales, que alcanzó 1.371.049 sufragios, equivalentes al 19,87% del total de votos emitidos.
Aunque estos votos no se contabilizan como válidos, influyeron de manera directa en la dispersión de la votación y afectaron especialmente a los partidos de izquierda, como la Alianza Popular y el MAS-IPSP.
Si los votos nulos fueran considerados en los cálculos finales, los porcentajes de los principales candidatos cambiarían de manera significativa: el PDC descendería a 24,89%, la Alianza Libre a 20,72%, y Alianza Unidad apenas alcanzaría 15,28%.
Estos números reflejan la magnitud del voto de protesta en la jornada electoral y cómo un sector del electorado optó por no respaldar directamente a ninguna candidatura.
A esta cifra se suma el 2,5% de votos en blanco, que tampoco son reconocidos como válidos por el Tribunal Supremo Electoral, reforzando la idea de que muchos ciudadanos decidieron expresar su descontento a través de mecanismos de abstención activa.
AUSENTISMO ELECTORAL
El ausentismo también se convirtió en un factor determinante. Históricamente, Bolivia registró un 33% de abstención en 2002, que descendió progresivamente hasta alcanzar un 5% en 2009.
Entre 2014, 2019 y 2020, la participación osciló entre 11% y 12% de ausentes, mientras que en la elección del 17 de agosto de 2025, el ausentismo superó el 13%, con 1.035.997 ciudadanos habilitados que no acudieron a las urnas.
Este incremento se combinó con la cantidad significativa de votos nulos y en blanco, impactando directamente en los porcentajes finales de los candidatos.
La segunda vuelta, por lo tanto, se definirá no solo por los votos válidos de la primera ronda, sino también por la capacidad de los aspirantes de movilizar a quienes decidieron no participar o anular su voto.
Con la confirmación de la segunda vuelta, Rodrigo Paz Pereyra y Jorge Tuto Quiroga deberán competir en un proceso donde la participación de los votantes que optaron por el voto nulo, los blancos o la abstención puede ser decisiva. Ambos candidatos intensificarán sus estrategias para captar no solo a sus seguidores originales, sino también a quienes decidieron no inclinarse por ninguna opción en la primera ronda.


