La guerra genocida cometida por el gobierno de ocupación contra nuestro pueblo por 153 días consecutivos no parece que tiene un horizonte de una posibilidad de su fin, se ha cobrado la vida de 30.819 personas, entre ellas 13.430 niños, 8.900 mujeres y 700 ancianos, dejando 71.700 heridos y más de 8.000 desaparecidos bajo los escombros.

Una población sometida a la hambruna ante la aguda escasez de agua, alimentos y medicinas, según confirman y constatan numerosos organismos internacionales y de derechos humanos. Esta situación se ve especialmente agravada porque Israel impide la entrada de ayuda y por la destrucción de la gran mayoría de los hospitales en Gaza, lo que provoca un aumento continuo del número de muertos y heridos entre los civiles palestinos, les impone una sentencia de muerte y los empuja constantemente a nuevos desplazamientos forzados. Israel y sus líderes ignoran todas las resoluciones, llamamientos y demandas internacionales para proteger a los civiles y traer ayuda a pesar de esta tragedia.

 Día tras día se revelan las verdaderas intenciones y objetivos de Israel respecto a la situación en Gaza, no sólo lo relacionado con la escalada de la guerra genocida con la imposición de la opción única de morir matando, avocándolos al hambre, a la sed y al desplazamiento, sino también diseñando el día después de la guerra. En este contexto, las declaraciones del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y varios de sus líderes de guerra sobre la creación de una administración adaptada al tamaño de la ocupación en la Franja de Gaza adquiere significado siendo su esencia perpetuar la ocupación israelí con falsos pretextos y, en el mejor de los casos, adornarla para replicarla en Cisjordania, incluidas incursiones, invasiones, detenciones y abusos como los perpetrados en la Franja de Gaza.

Las declaraciones del ministro extremista fascista Ben Gvir sobre el nombramiento de miles de agentes de policía en la Franja de Gaza van unidas a que de forma deliberada el gobierno israelí está creando un estado de caos total entre los civiles palestinos para golpear lo que queda del tejido social palestino y provocar un estado de conflicto interno, en un intento de imponer su agenda y los acuerdos no declarados a las principales potencias y a la comunidad internacional, aumentando la brecha y la separación entre Cisjordania y la Franja de Gaza para perpetuar el ataque a la unidad geográfica del Estado palestino y a su liderazgo legítimo. 

Israel está creando deliberadamente un caos masivo en la Franja de Gaza para perpetuar su ocupación e imponer sus acuerdos a la comunidad internacional.

Las demandas y llamamientos que están haciendo algunos países y funcionarios internacionales al Estado ocupante para proteger a los civiles y garantizar la entrada de ayuda y para atender a sus necesidades humanitarias básicas se ha demostrado que ha fracasado tras más de 152 días de genocidio.  ¿Cuándo se convencerá la comunidad internacional y los países que brindan protección a Israel de que es absolutamente necesario que se cumpla la última orden emitida por la Corte Internacional de Justicia? El mundo está impotente ante el genocidio en Gaza y una parte optó por el silencio mientras otra parte apoya a Israel con seguir su genocidio. Es absolutamente necesario imponer las medidas prescritas por el derecho internacional y hacer efectivas las sanciones disuasorias para obligar a Israel a que proteja a los civiles y a que les asegure unas necesidades humanitarias básicas, no como una generosidad moral o un favor por su parte, sino como un deber que la potencia ocupante debe cumplir.

A todos aquellos que pueden detener esta máquina israelí de matar y destruir, ¿cuánta sangre palestina necesitan para reaccionar?, ¿qué más necesitan para que dejen de matar a nuestros hijos, para que dejen de destruir nuestro país y para que dejen de exterminarnos?

 La escalada de violaciones por parte de las fuerzas de ocupación y las milicias colonialistas en la Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén Oriental, es la política oficial adoptada por la extrema derecha israelí gobernante para calentar la situación en Cisjordania y arrastrarla a una espiral de violencia y caos, favoreciendo y permitiendo al fascismo gobernante implementar sus proyectos coloniales expansionistas y creando un clima propicio al desplazamiento de los palestinos.

 Es hora de que todos los países impongan más sanciones a los elementos terroristas israelíes que operan en Cisjordania, incluirlos en las listas de terrorismo de los países e imponer sanciones a quienes los respaldan, los apoyan y los arman, especialmente los ministros Smotrich y Ben Gvir.

 El mundo está hablando de una tregua cuyo primer y último objetivo es salvar a los prisioneros israelíes en Gaza, pero no para salvar al exhausto pueblo de Gaza. La debilidad de las posiciones de la comunidad internacional y en especial los países occidentales, así como sus reacciones ante lo que está aconteciendo y ante el horror a que están expuestos los civiles palestinos, no son propias de una superpotencia capaz de obligar a Israel a proteger a los palestinos; están actuando como si fueran países marginales e impotentes frente a la arrogancia, la tiranía y el extremismo del gobierno de su aliado Israel, especialmente en lo que respecta a garantizar la entrada de ayuda a la Franja de Gaza.

La comunidad internacional debe tomar medidas inmediatas y garantizar un alto al fuego, detener la brutal agresión contra mujeres y niños, de civiles inocentes en la Franja de Gaza, garantizar la entrada de la ayuda humanitaria, de alimentos, agua potable, medicamentos, material sanitario y materiales básicos, así como también detener la política de desplazamiento forzado.

Mahmoud Elalwani

Es embajador de Palestina en Bolivia