Always Ready conquistó la cima en Oruro, The Strongest cayó ante Aurora en Cochabamba y el torneo se encendió. Wilstermann resistió con nueve en El Alto y la lluvia detuvo el fútbol en Sucre.

La fecha 19 fue un torbellino de emociones, un compendio de historias que alimentan la mística del fútbol boliviano. No fue una jornada cualquiera: se trastocó la cima, resurgieron equipos que parecían sentenciados y se escribieron gestas que superan las estadísticas. En Oruro, Always Ready logró un triunfo mínimo pero trascendental. En Cochabamba, Aurora sorprendió al Tigre con el peso de su propio coraje. En El Alto, Wilstermann defendió con uñas y dientes un empate que parecía imposible. Y en Sucre, la tormenta bajó el telón antes de tiempo.

ALWAYS READY, EL NUEVO REY MOMENTÁNEO

En el Jesús Bermúdez de Oruro, Always Ready construyó su ascenso a la punta con una victoria de orfebrería: 1-0 sobre San José. No hubo espectáculo, pero sí efectividad. El tanto fue un destello en un partido dominado por la tensión. Cada minuto se vivió como si fuera el último. Ese gol, más que tres puntos, significó un salto hacia la cima, un lugar que comparte con The Strongest, pero que lo favorece por la diferencia de goles.

El festejo no fue desbordado, sino contenido. El plantel alteño sabe que este liderazgo es apenas un peldaño más en un campeonato largo, pero el valor simbólico es enorme: Always volvió a mirar desde arriba, como aquel equipo que ya no sorprende, sino que confirma.

EL TIGRE QUE SANGRÓ EN COCHABAMBA

Aurora escribió una de las páginas más vibrantes del torneo en el Félix Capriles. El equipo que arrancó con la condena de -33 puntos venció 2-1 a The Strongest, un resultado que hizo temblar la cima y devolvió esperanza a la hinchada celeste.

El primer gol cochabambino se gritó con rabia contenida, como el desahogo de meses de sufrimiento. El segundo fue la confirmación de que los milagros se construyen en la cancha, con sudor y convicción. The Strongest, desconcertado, solo pudo descontar cuando la tarde se extinguía. Fue demasiado tarde.

Aurora, desde el sótano, está escribiendo una epopeya: cada victoria es un golpe a la incredulidad, un recordatorio de que el fútbol no obedece a sentencias previas. El Tigre, por su parte, sangró en la arena y perdió un liderazgo que parecía sólido.

WILSTERMANN, EL EMPATE QUE SABE A VICTORIA

En El Alto, la historia no se escribió con goles, sino con resistencia. ABB y Jorge Wilstermann empataron 0-0, pero el marcador no cuenta toda la película. El Aviador quedó con nueve hombres tras dos expulsiones y, aun así, resistió cada embate local.

Fue un ejercicio de sacrificio colectivo. Cada despeje, cada barrida, cada minuto añadido se celebró como un triunfo. El pitazo final no marcó un empate común, sino una gesta. En la adversidad, Wilstermann halló orgullo y coraje. Ese punto, que en la tabla puede parecer poco, se vivió como una hazaña de proporciones mayúsculas.

LA TORMENTA QUE APAGÓ EL FÚTBOL

En Sucre, la fecha tuvo un final inesperado. Independiente debía enfrentar a Blooming, pero una lluvia intensa anegó el césped del estadio Patria y dejó sin energía dos torres de iluminación. El árbitro, tras esperar lo reglamentario, suspendió el encuentro.

El fútbol quedó silenciado por el estruendo de la tormenta. El partido será reprogramado, pero la postal quedará en la memoria: jugadores listos, hinchada expectante, y el cielo imponiendo su ley. Fue un recordatorio de que la pelota no siempre manda.

LOS OTROS PROTAGONISTAS

En La Paz, Bolívar reafirmó su poderío con un 4-0 categórico sobre Guabirá. La Academia desplegó su mejor versión, goleando con autoridad y recordando que su nombre siempre debe estar en la conversación.

En Santa Cruz, Oriente Petrolero se despachó con un 3-0 sobre Real Oruro, triunfo que le devuelve confianza y aire a su hinchada. Universitario de Vinto, con lucha constante, superó 1-0 a Real Tomayapo, sumando tres puntos vitales en su pelea por escapar de la zona baja.

En Potosí, San Antonio Bulo Bulo sorprendió a Nacional con un 3-2 en un partido de ida y vuelta, demostrando que su carácter competitivo lo hace un rival incómodo en cualquier cancha.