Este Brasil 2024 está lejos de ser hasta el momento uno que será recordado como un gran equipo. Pero tiene la enorme ventaja de tener a Vinícius, hoy en día el jugador más desequilibrante del planeta, y con eso le alcanza para seguir con vida en la Copa América. El equipo de Dorival Junior es uno de individualidades, que no termina de gustar a pesar de haber goleado a Paraguay y que lleva consigo un enfrentamiento expreso con su gente. Durante todo el primer tiempo, en la ráfaga de tres goles que sentenció el partido, cada festejo fue uno desafiante hacia sus hinchas. Todos los jugadores, en cada abrazo, le hicieron gestos a su gente y cruzaron palabras. No existió el disfrute característico que tiene la genética brasileña. El clima no es para nada bueno. Brasil había llegado al choque con Paraguay tras haber empatado sin goles ante Costa Rica y encontrado un aluvión de críticas.
El duelo contra los guaraníes pintaba mucho peor de lo que realmente terminó siendo. Los primeros 35 minutos habían sido muy malos y otra vez encontraban la reprobación del público que había ido hasta Las Vegas. La verdeamarela solamente generaba peligro cuando la pelota llegaba al extremo izquierdo para que Vinícius dejara casi en ridículo a Velázquez, un central al que Garnero volvió a poner como lateral para jugar mano a mano contra el astro del Real Madrid. Un suicido deportivo.
Así y todo, Brasil no era mucho más que un Paraguay apenas modesto y con algo de picante cuando Almirón o Enciso agarraban la pelota en tres cuartos. De hecho, la más clara había sido de Bobadilla, con un remate de media distancia que tras un desvío obligó a una volada fantástica de Alisson. Había tanto nerviosismo en Brasil, que ni siquiera aprovechó a romper el cero de penal. Tras una mano muy tonta de Cubas, Paquetá lo ejecutó pésimo: lo sobró con una pausa exagerada y lo tiró afuera. Más tarde tendría su revancha. En ese momento lo salvó el 7, el único jugador que estaba jugando otro partido. Hizo una gran pared con el propio Paquetá y definió bárbaro para poner el 1-0 a los 35’.
Como suele suceder, Vini empezó a cancherear. Entre lujos y chiches, picó el partido. Llegó el 2-0 de Savinho y el doblete del 7 para terminar el PT casi con escándalo. Porque Villasanti estuvo a punto de irse a las manos tras un tumulto iniciado por otra jugada en el límite entre lo fantástico y lo irrespetuoso por parte de la figura de la cancha.
El segundo tiempo amagó con tener una recuperación de Paraguay. A los tres minutos, Alderete sacó un buen zurdazo desde media distancia para el 1-3. Pero sólo duró hasta los 20’. Otro penal tonto por mano, revancha de Paquetá y 4-1.
Ahí se terminó el partido y Brasil encontró tranquilidad. Con un pie y medio en cuartos, ahora se jugará contra Colombia el primer puesto para evitar a Uruguay.
Vía Ole