Viviendas anegadas, comercios completamente destrozados y coches volcados es lo que dejaron las mortíferas inundaciones que azotaron la provincia española de Valencia. En estos momentos, en los pueblos más afectados de la Comunidad Valenciana predomina el silencio, símbolo del dolor por los fallecidos y de la frustración por todo lo que se ha perdido. 

Rostros de incredulidad y desolación invaden a los damnificados por uno de los mayores desastres naturales en la historia de España. Sin embargo, tres días después del temporal, los valencianos han visto venir una nueva ola, esta vez de solidaridad. Miles de ciudadanos han comenzado a dirigirse a pie a esos lugares —algunos de ellos actualmente sin agua potable ni electricidad— para tomar cartas en el asunto. Retiran escombros, limpian los barrios destruidos y cada uno intenta llevar lo que tiene: agua, comida y demás ayuda humanitaria necesaria.

Alfafar es una de las zonas más golpeadas y todavía en algunos lugares no hay rastro de los equipos de rescate.»Nosotros hemos tenido ayuda de nosotros. De las instituciones nada. Es que ni información», asegura Eduardo Blasco, uno de los damnificados.  Es por ellos que en algunos sectores trabajadores locales y vecinos se han juntado para ayudar en las labores de limpieza y remoción de escombros. 

«No paran de sacar cadáveres, es una locura esto. Es un desastre, aquí no viene nadie. Todo lo que ves es trabajo vecinal, nadie más ayuda», subraya Francisco Domingo, otro de los afectados.

Si bien en las calles se repiten una y otra vez la palabra abandono, los residentes afectados recalcan que se sienten muy orgullosos de su población. Algunos continúan conmocionados, pero intentan mantener una actitud positiva pese al desastre que los rodea. Con el paso de los días, poco a poco, los vecinos van asumiendo con resignación la dimensión de lo sucedido. 

Con en el paso de las horas, sigue aumentado el número de fallecidos, que ya supera los 200, ya que sigue habiendo mucha gente desaparecida. Las autoridades analizan la situación y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró que no se abandonará a los afectados y que se dispondrá de todos los recursos del Estado para reconstruir la zona. «No bajemos la guardia. La DANA continúa causando estragos. Aún no podemos dar por concluido este devastador episodio», aseveró.

La mayor inquietud para muchos ciudadanos es cuántos cadáveres más van a aparecer cuando los equipos de rescate puedan mover los cientos de coches amontonados. «Van a salir muertos en los garajes a mansalva», piensa Alejandro Govar, quien también ha sufrido las consecuencias.

Entretanto, la gente se pregunta si realmente se avisó con tiempo de la magnitud de este fenómeno meteorológico. Los damnificados aseguran que recibieron muy tarde el mensaje de advertencia de Protección Civil porque ya había calles completamente inundadas. En medio de esta decepción, los valencianos recuerdan cómo el Gobierno de la comunidad autonómica eliminó la unidad de emergencia, que en estos momentos sería esencial. De cualquier modo, en medio de la desolación, hay algo bien claro que tienen los afectados: quién ha estado a la altura de las circunstancias. 

Vía RT