En su máxima capacidad, producirá 200.000 toneladas de barras corrugadas para construcción y alambrón, reduciendo en casi un 50% la importación de acero

El Complejo Siderúrgico del Mutún, considerado una de las obras más importantes del Bicentenario de Bolivia, iniciará oficialmente su producción de hierro corrugado y alambrón, generando recursos estimados en 260 millones de dólares anuales cuando opere a plena capacidad. Así lo anunció el ministro de Minería y Metalurgia, Alejandro Santos.

“Ha llegado el día de la gran industrialización. A partir del día de mañana, al mediodía, empiezan a funcionar la planta y las maquinarias”, destacó la autoridad en una entrevista con Bolivia Tv.

Producción y beneficios económicos

Ubicada en el municipio de Puerto Suárez, provincia Germán Busch, en Santa Cruz, la planta siderúrgica representa una inversión de 546 millones de dólares y procesará 800.000 toneladas de carga bruta de hierro anualmente.

En su máxima capacidad, producirá 200.000 toneladas de barras corrugadas para construcción y alambrón, reduciendo en casi un 50% la importación de acero, lo que representa un ahorro de 200 millones de dólares al año.

El alambrón es un insumo clave en la fabricación de subproductos como tuercas, tornillos, clavos, volandas y pernos, ampliamente demandados en el sector industrial y de la construcción.

“A partir de mañana (lunes) salen los fierros corrugados, vamos a producir alambrones, y tenemos ya compañeros empresarios listos para comprar y vender en el mercado interno. Estamos muy orgullosos de ser bolivianos”, enfatizó el ministro Santos.

El complejo está compuesto por siete plantas industriales: Concentración, Peletización, Reducción Directa del Hierro (DRI), Acería, Laminación, Central Eléctrica y Auxiliares.

Historia del proyecto siderúrgico del Mutún

El sueño de industrializar el Mutún tiene más de 60 años. Este yacimiento, uno de los más grandes del mundo, con aproximadamente 40.000 millones de toneladas de reservas de hierro, ha sido objeto de diversos intentos de explotación desde la década de 1960.

En 2007, Bolivia firmó un contrato con la empresa india Jindal Steel & Power para la industrialización del mineral, pero el acuerdo se canceló en 2012 debido a incumplimientos y disputas legales. Luego, en 2016, el gobierno boliviano retomó el proyecto con la empresa china Sinosteel, que inició la construcción de la planta siderúrgica en 2018.

Tras varios retrasos y desafíos financieros, la inauguración de este complejo marca un hito histórico en la industrialización del país.

Se espera que impulse la economía nacional, genere empleo y fortalezca la industria metalúrgica boliviana, reduciendo la dependencia de las importaciones y posicionando a Bolivia como un productor de acero en la región.